El colágeno es una proteína esencial que mantiene nuestra piel firme, elástica y joven. Sin embargo, diversos factores ambientales pueden acelerar su degradación, comprometiendo la salud y apariencia de nuestra piel. La exposición prolongada al sol, la contaminación y los malos hábitos de vida son algunos de los principales culpables que contribuyen a la destrucción del colágeno. En este artículo, exploraremos cómo estos factores afectan tu juventud y qué medidas puedes tomar para proteger y preservar esta vital proteína, asegurando una piel radiante y firme por más tiempo.
Hay muchas cosas que podemos hacer para evitar que el colágeno de nuestra piel se dañe o se destruya, y así prevenir la aparición de arrugas o flacidez. A continuación, verás una serie de factores que pueden provocar la pérdida o el daño del colágeno, y así empezar a poner remedio para aumentarlo y conservarlo en óptimas condiciones en nuestra piel, además de lograr que esta tenga una apariencia más joven durante mucho más tiempo.
Es cierto que a todos nos gusta disfrutar del sol. Nos hace sentir mejor, más felices y revitalizados, además de permitir que nuestro cuerpo sintetice la vitamina D, que es esencial para asimilar el calcio. También nos ayuda a secretar melatonina, conocida como la hormona del bienestar. Por todos estos motivos, tomar el sol parece muy positivo para el organismo y, en cierta medida, lo es. Sin embargo, también es uno de los mayores responsables de la destrucción del colágeno. Veamos por qué exponernos a la radiación solar puede tener consecuencias nefastas para nuestra salud y nuestra piel.
«El 80% del envejecimiento de la piel de la cara es producido por la radiación solar.«
Según los especialistas, el 80% del envejecimiento de la piel de la cara es producido por la radiación solar. Esto es conocido como fotoenvejecimiento. Debes recordar que la piel tiene memoria y la exposición reiterada al sol sin protección, con el pasar de los años, puede dar lugar a arrugas profundas, pecas y la dilatación de pequeños vasos sanguíneos debajo de la piel (conocido como telangiectasias). Por este motivo, las zonas del cuerpo que experimentan este tipo de envejecimiento son las más expuestas al sol, como el rostro, el cuello, el escote, el dorso de las manos y los antebrazos. Al exponernos constantemente a la radiación UVB y UVA que emite el sol, estamos dañando severamente nuestra piel, provocando la destrucción del colágeno y la elastina. Además, esta radiación también es responsable de provocar tumores cancerosos.
Por este motivo, es muy importante que protejamos la piel de la radiación solar, y no nos referimos solo a cuando estás tomando el sol en la playa durante 5 horas como un lagarto. La exposición diaria de la piel a los rayos UVA y UVB puede llevar a la destrucción del colágeno. Así pues, debes proteger tu piel con protector solar aunque solo salgas a dar una vuelta por el barrio, vayas a comprar pan o a pasear al perro.
¿Es necesario usar protector solar en casa?
A veces surge la duda de si es necesario usar protector solar en casa. La respuesta es… depende. Si vives en una casa con muchas ventanas y donde entra mucho sol, entonces sí, debes ponerte protector solar, ya que los rayos del sol, aunque mínimamente, pueden atravesar los cristales de las ventanas. En cambio, si vives en una casa con pocas ventanas o las tienes siempre cerradas y el sol no entra o no te alcanza, en ese caso no sería necesario usarlo.
¿Cómo la radiación solar destruye el colágeno?
Para poder entender mejor el efecto de la radiación solar sobre el colágeno, debes saber que los rayos UVA y UVB son capaces de activar ciertas enzimas que se encuentran en la dermis. Estas enzimas se encargan de unirse al colágeno y romperlo, destruyendo así nuestro colágeno y provocando arrugas y flacidez. Además, esta radiación también es capaz de aumentar la síntesis de radicales libres en la piel, los cuales pueden alterar y dañar el colágeno cuando los mecanismos antioxidantes del cuerpo son sobrepasados.
No te preocupes, ya que todos estos problemas que provoca la radiación solar sobre nuestra piel se pueden evitar de una manera muy sencilla: ¡USANDO PROTECTOR SOLAR! Así que ahora ya lo sabes, usa protector solar siempre que salgas a la calle, y también en casa si es necesario. Si quieres saber más sobre protectores solares, te invitamos a leer nuestro artículo, «Protector solar: Tu aliado contra el envejecimiento prematuro«.
Otro factor comprobado científicamente que acelera el envejecimiento cutáneo es el tabaco. Un dato impactante sobre las mujeres fumadoras es que el riesgo de padecer arrugas prematuras es el triple en comparación con las que no fuman. Las consecuencias del tabaco empiezan a hacerse más evidentes a partir de los 30 años, y entre los 40 y 49 años, la cantidad de arrugas que aparecen es similar a la de una persona de entre 65 y 80 años que nunca ha fumado.
¿Por qué el tabaco provoca la destrucción del colágeno?
Todo el mundo ha escuchado alguna vez que fumar produce envejecimiento prematuro de la piel. Ahora vamos a ver por qué y cómo sucede:
Al igual que con el sol, el tabaco también aumenta la actividad de las enzimas que rompen las fibras elásticas que sostienen la piel y le dan su resistencia (la elastina). En otras palabras, el tabaco destruye más elastina de la que normalmente se pierde, lo que provoca que la piel pierda su tersura y elasticidad. Además, los desechos resultantes de la destrucción de las fibras de elastina deterioran el colágeno cercano. Para empeorar la situación, cuando la piel intenta cicatrizar, al no contar con un soporte de elastina adecuado, el nuevo colágeno sintetizado lo hace de forma incorrecta, dando lugar a la deformación de la piel. Esta deformación en la piel son las conocidas arrugas.
El tabaco también reduce la oxigenación de los tejidos, ya que la nicotina actúa como un vasoconstrictor, limitando la cantidad de oxígeno y nutrientes que llegan a la piel. Esto provoca la aparición de manchas, sequedad y dificultad para cicatrizar.
Sumado a lo anterior, al fumar el humo del tabaco entra en contacto directo con la piel, especialmente en la cara. Esto incrementa la producción de radicales libres en la piel, haciéndola 16 veces mayor que en personas no expuestas al humo. Como ya hemos visto, estos radicales libres dañan las células, deteriorando la membrana celular y provocando mutaciones en el ADN.
Todos estos efectos devastadores para la salud de nuestra piel se pueden apreciar claramente en estudios realizados con gemelos, donde uno era fumador y el otro no. Se observa que el fumador tiene más arrugas, flacidez y manchas en comparación con el no fumador. Por esta razón, si fumas y además no tienes una buena rutina de cuidado de la piel o no usas protector solar, notarás que tu piel envejece de forma más prematura que la de otras personas. Por lo tanto, un buen hábito para mejorar la salud de la piel sería dejar de fumar.
Consumir alcohol es un factor que juega un papel crucial en el estado de la piel. Las bebidas alcohólicas generan radicales libres que son tóxicos para las células y originan la degradación del colágeno, favoreciendo la aparición de flacidez y arrugas. El órgano donde los signos del alcohol son más notorios es la piel, evidenciándose a través de señales como el enrojecimiento facial, arañas vasculares, deshidratación y pérdida de luminosidad. Incluso una copa de vino puede dejar signos temporales en el rostro, aunque su consumo en grandes cantidades puede cronificar estos efectos.
¿Por qué el alcohol ocasiona la destrucción del colágeno?
El alcohol disminuye el nivel de oxígeno en sangre, acentuando los signos de envejecimiento. Además, tiene un efecto vasodilatador que provoca rojeces en las mejillas, nariz y mentón, que pueden volverse crónicas sin moderación. El alcohol es un «ladrón de agua»; para metabolizarlo, el cuerpo necesita grandes cantidades de agua, obtenida también de la piel, provocando deshidratación y ralentizando su capacidad de rehidratación. Este proceso es más lento con la edad; mientras que los jóvenes metabolizan el alcohol en unas cinco horas, las personas de 40 años o más pueden tardar días. Durante esta fase de metabolización, la piel experimenta deshidratación y glicación, un proceso en el que el alcohol se cristaliza, produciendo un declive en el colágeno y la elastina, acelerando el envejecimiento cutáneo.
El alcohol puede desencadenar acné debido al exceso de azúcar en sangre y también afecta la zona del cuello y escote. La piel se vuelve más delgada y los vasos sanguíneos se incrementan, resultando en enrojecimiento facial. Estos efectos pueden durar horas o días después del consumo. Además, el sueño se ve afectado, reflejándose en un rostro cansado, hinchado y deshidratado. La piel tampoco responde de la misma manera a los tratamientos y a los cuidados cosméticos diarios. Las personas con rosácea deben prestar especial atención, ya que el alcohol incrementa la vasodilatación y el enrojecimiento.
¿Cómo prevenir la destrucción del colágeno causada por el consumo de alcohol?
A largo plazo, el alcohol provoca que el organismo y la piel, deban realizar un esfuerzo mayor para eliminar los azúcares y toxinas introducidos. Tras el sol y los elementos externos como el tabaco, el tercer factor que más envejece es el alcohol. Para combatir estos efectos nocivos, el primer paso es moderar o eliminar el consumo de bebidas alcohólicas. En cuanto a tratamientos cosméticos, es esencial la hidratación, nutrición y la protección de la piel, para ello podemos realizar curas calmantes y aportar vitamina C y ácido hialurónico en la rutina diaria. Además, el uso de retinoides puede compensar la falta de vitamina A que podemos perder al consumir el alcohol. En conclusión, la prevención siempre será la mejor estrategia para mejorar la salud de la piel.
El consumo excesivo de azúcar puede tener un impacto significativo en la destrucción del colágeno de la piel. Este efecto se debe a un proceso llamado glicación, en el cual las moléculas de azúcar se adhieren a las proteínas del colágeno, formando productos finales de glicación avanzada (AGEs). Estos AGEs dañan la estructura del colágeno, reduciendo su elasticidad y firmeza, lo que resulta en la aparición de arrugas y flacidez.
La glicación acelera el envejecimiento de la piel, haciendo que el colágeno se vuelva más rígido y menos funcional. Para prevenir la destrucción del colágeno causada por el azúcar, es importante reducir el consumo de alimentos y bebidas azucaradas. Optar por una dieta equilibrada y rica en antioxidantes puede ayudar a proteger el colágeno y reducir la formación de AGEs.
Además de una dieta saludable, incorporar productos para el cuidado de la piel que contengan ingredientes como la vitamina C y el retinol puede ayudar a estimular la producción de colágeno y reparar el daño existente. Estos ingredientes promueven la síntesis de colágeno y combaten los efectos nocivos de la glicación, mejorando la apariencia y la salud de la piel.
Para más consejos sobre cómo mantener y mejorar el colágeno en tu piel, no olvides visitar nuestro artículo «Aumenta tu colágeno: Guía definitiva para una piel más joven y sin arrugas«.
No dormir lo suficiente afecta negativamente la producción de colágeno, que es crucial para mantener una piel hidratada y luminosa. Con el envejecimiento, la producción de colágeno disminuye, favoreciendo la aparición de arrugas alrededor de los ojos y en el rostro. Un buen descanso aumenta la producción de colágeno, previniendo la aparición prematura de arrugas. La falta de sueño eleva los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que también reduce la producción de colágeno.
Dormir bien no solo disminuye el estrés, sino que también mitiga problemas cutáneos como el acné, la inflamación y el envejecimiento prematuro. El cortisol, liberado en exceso por la falta de sueño, puede descomponer el colágeno. Como ya hemos mencionado, esta proteína es crucial para mantener la piel suave y elástica, por lo que es vital estimular su producción para ralentizar el envejecimiento cutáneo. Se podría decir que, la falta de sueño estresa la piel.
Durante el sueño, la piel produce melatonina, un potente antioxidante que ralentiza el envejecimiento cutáneo. Este es el momento en que se repara la piel, activando la regeneración celular y aumentando el flujo sanguíneo. Con lo cual, no dormir lo suficiente altera este proceso, lo que conduce a la aparición de:
Ojeras y bolsas
Aunque tienen un componente genético, la falta de sueño las acentúa debido a la interrupción del drenaje linfático.
Piel apagada
La falta de sueño afecta la luminosidad de la piel, resultando en una apariencia opaca y sin vida.
Aparición de arrugas y pérdida de elasticidad
Y finalmente no dormir, conduce a un envejecimiento prematuro de la piel, que se vuelve más fina y sensible debido a la disminución del recambio celular, lo que favorece la aparición de arrugas y líneas de expresión. La disminución en la generación de colágeno también provoca la pérdida de elasticidad y firmeza.
Para evitar estos efectos, es importante mantener buenos hábitos de sueño, evitar el uso del móvil antes de dormir y seguir una rutina de cuidado de la piel adecuada.
La contaminación ambiental es una causa conocida de la destrucción del colágeno de la piel. Este daño ocurre porque la polución aumenta la síntesis de radicales libres, los cuales deterioran la calidad y la estructura del colágeno, llevándolo a su degradación. Aunque puede ser difícil evitar lugares con alta contaminación, especialmente en grandes ciudades, es importante considerar el impacto que esto tiene en la piel y la salud en general. Si tienen la opción de elegir entre vivir en un lugar con más o menos polución, es recomendable optar por el menos contaminado para mejorar la salud de la piel.
¿Cómo mejorar la destrucción del colágeno causada por la contaminación?
Para aquellos que no pueden o no desean mudarse de ciudades con alta contaminación, existen medidas que pueden ayudar a contrarrestar los efectos negativos de la polución en la piel. En primer lugar, es fundamental mantener una correcta rutina de limpieza diaria. Lavarse adecuadamente la piel todos los días ayuda a remover las partículas contaminantes de su superficie, lo cual es especialmente crucial en áreas con alta polución.
Además de la limpieza, es beneficioso utilizar activos antioxidantes para combatir el estrés oxidativo causado por la contaminación. Ingredientes como la vitamina C, la niacinamida y el ácido ferúlico son ejemplos de antioxidantes que pueden ayudar a proteger la piel de los daños ambientales. Estos activos neutralizan los radicales libres y ayudan a mantener la integridad del colágeno.
También es útil emplear productos que refuercen la función de barrera de la piel. Una barrera cutánea fuerte y bien conservada tiene una mayor capacidad para enfrentar la polución y minimizar sus efectos nocivos. En conclusión, aunque evitar la contaminación puede ser un desafío, adoptar una rutina de cuidado de la piel que incluya limpieza, antioxidantes y productos que fortalezcan la barrera cutánea puede ayudar significativamente a proteger el colágeno y mantener una piel más saludable.
La luz visible de alta energía (HEV), comúnmente conocida como luz azul, es emitida tanto por el sol como por ciertos dispositivos electrónicos. La luz azul es la parte más energética del espectro electromagnético de la luz visible y se encuentra muy cerca del inicio de la luz UVA. El sol es una fuente significativa de luz azul, y su exposición puede afectar nuestra piel. También se habla mucho sobre los posibles daños de la luz azul emitida por celulares y tabletas, y cómo estos pueden acelerar el envejecimiento de la piel. Si quieres saber más sobre este tema, puedes leer, «¿Puede la luz azul de los dispositivos electrónicos dañar nuestra piel?«.
La luz azul del sol puede estimular la producción de radicales libres, lo que aumenta el estrés oxidativo en la piel. Este exceso de radicales libres daña el colágeno, una proteína esencial para mantener la piel firme y elástica. El resultado es una piel que envejece más rápidamente, mostrando signos como arrugas y flacidez. Afortunadamente, existen formas efectivas de protegernos de este tipo de luz.
El uso de protector solar es fundamental para mantener la calidad de nuestra piel. Los protectores solares con filtros minerales y aquellos con color que contienen óxido de hierro son particularmente eficaces en la protección contra la luz azul. Mientras que algunos protectores solares químicos afirman ofrecer protección contra la luz azul, en realidad, estos productos suelen contener ingredientes que ayudan a mitigar el daño una vez que ha ocurrido, en lugar de prevenirlo.
El estrés crónico puede tener un impacto significativo en la producción de colágeno en la piel. Este tipo de estrés altera la capacidad de la piel para reparar y generar nuevo colágeno, una proteína esencial que mantiene la piel firme y elástica. Cuando estamos constantemente estresados, nuestro cuerpo produce más cortisol, una hormona que, en niveles elevados, puede descomponer el colágeno.
Reducir el estrés en nuestras vidas puede parecer una recomendación simple, pero en la práctica, es una tarea desafiante. Sin embargo, es importante intentar controlar o manejar las causas del estrés para mejorar la salud de nuestra piel. Vivir con menos estrés no solo es beneficioso para nuestra salud general, sino que también ayuda a mantener la calidad del colágeno en la piel durante más tiempo.
Adoptar técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el ejercicio regular y la práctica de hobbies, puede ser útil. Además, buscar apoyo emocional y profesional cuando sea necesario también es una estrategia eficaz para reducir el estrés y, por ende, proteger nuestra piel.
Consumir agua es esencial para la vida, ya que, al contrario de lo que ocurre con otros nutrientes, esta no puede ser almacenada por nuestro cuerpo y por ello debemos consumirla con regularidad. Si no lo hacemos, uno de los primeros lugares donde experimentaremos los efectos de la deshidratación es en la piel, volviéndose agrietada, perdiendo tersura y luciendo opaca.
Por ello, otro factor importante a tener en cuenta que perjudica la salud de nuestra piel es la deshidratación. Si no bebes suficiente agua, el colágeno empieza a agrietarse, provocando que las arrugas y las líneas de expresión se perciban de una forma más acentuada, produciendo el envejecimiento prematuro. Así pues, no importará que hidrates la piel mediante el uso de cremas hidratantes si no consumes suficiente agua con regularidad. Recuerda que la hidratación empieza desde dentro.
Finalmente, el sedentarismo empeora significativamente el estado de nuestra piel. El ejercicio físico ayuda al cuerpo a mantenerse activo y a mejorar la circulación sanguínea y linfática. Por el contrario, si no realizamos ningún tipo de ejercicio físico, impediremos la regeneración celular de la piel. Por ello, se deberían realizar unos 30 minutos de ejercicio diarios.
En conclusión, la destrucción del colágeno debido a factores ambientales como la exposición al sol, la contaminación, el tabaco y el alcohol puede acelerar el envejecimiento de la piel, llevando a una pérdida de firmeza y elasticidad. Para combatir estos efectos y mantener una piel joven y saludable, es crucial adoptar hábitos de vida saludables y protegerse contra estos agresores ambientales. Si deseas aprender más sobre cómo fortalecer y aumentar el colágeno en tu piel, te recomendamos visitar nuestro artículo «Aumenta tu colágeno: Guía definitiva para una piel más joven y sin arrugas«. Allí encontrarás consejos y estrategias efectivas para promover la salud y la juventud de tu piel.
